No pude entrar a la función. Estaba repleto, no fue por espacio sino por miedo. Tengo que confesarlo...
Además este corte lo había revisado hace 10 horas una sola vez.. Podía pasar cualquier cosa.
En mis pesadillas la gente se salía en medio de la función.
Es una sensación increíble... 250 personas en una pieza oscura mirando tu historia, fragmentos de tu vida, sueños y frustraciones, fueron 80 minutos duros de sobrevivir... 10 cigarros mínimo.
Cuando terminó la función, sentí un aplauso, la gente no ovacionaba de pie, pero aplaudía.
Lo había logrado de cierta forma.
Silencio absoluto... 30 segundos ultra incómodos. Nada...
Por suerte un buen amigo se paró y dijo a viva voz que la película le había gustado mucho. Gracias por el salvavidas, creo que fue mi amigo Rodrigo Jorquiera.
Un par de personas hicieron preguntas... se daba por cerrada la función.
Sí la película es fuerte y la gente reconoce cosas.
A la salida la gente te felicita, pero lo que mas alegría me dio fue la cara de felicidad de mis actores protagónicos, estaban gozando.
La segunda función fue genial. Esta era para gente que había pagado su entrada.
Esta vez me senté al medio del cine y respire la película con el público.
Fue maravilloso, se reían, se espantaban y creo que algunos sufrían. Terminó la película y el aplauso fue rotundo.
Ya sin un publico que se incomodara porque me conocían, me taparon en preguntas, hasta que nos echaron de la sala.
Habían niñas de colegio que alucinaron, yo no daba más de felicidad... sentía que podía meterle algo en la cabeza a gente joven y esa sensación era increíble.
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